sábado, 2 de julio de 2016

HOMILÍA TERCER DÍA DEL TRÍDUO A SAN PEDRO

Acto penitencial: A la luz de las palabras de Pablo en la 2º lectura, que nos dice: “He combatido bien mi combate, he recorrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día” .. nos miramos en ella como en un espejo… Para nosotros la “corona merecida con que nos premiará el Señor”.. es ahora el podernos acercar al altar a recibir al Señor… Por eso, invocamos al mismo Cristo de la Misericordia que nos preside, reconociendo que necesitamos de El, de su perdón y su gracia..

          Porque no combato bastante ... conmigo mismo.. y pierdo todas las batallas…Señor, ten piedad… Porque me he estancado en mi vida espiritual.. y no me planteo ya llegar a la meta .. Cristo, ten piedad… Porque he perdido parte de la fe y la confianza.. y necesito el fervor de los primeros amores.. en el seguimiento de Jesús..Señor, ten piedad… ---------------

          Queridos hermanos/as, feligreses y amigos.. del Señor, de la Virgen y de todos..

          DIA DE LA PARROQUIA

          Celebramos en este solemne día de San Pedro y San Pablo el tercero del Triduo en honor de nuestro titular.. Y continuamos la tradición de ver esta fiesta como el Día de Parroquia que nos permita a todos conocernos mejor y seguir estrechando los lazos de amistad y fraternidad que ya nos unen, y aumentar así la cercanía y el aprecio mutuo.. Porque sólo de esa forma surge el amor… “Lo que no se conoce, no se ama”.. es una frase muy repetida porque se sigue cumpliendo

          ¡Pues era verdad!.. exclama Pedro… en la primera lectura… ¡Cuántas veces decimos lo mismo respecto a cosas que hemos tenido como falsas.. o no las hemos valorado como verdaderas… Y sin embargo estábamos en un error… Con las personas también nos sucede… que quizás las estemos mirando con un cristal equivocado…

          Pues este día de la Parroquia es una ocasión preciosa para descubrir de alguien alguna cualidad que nos llenará de alegría puesto que en el fondo no somos tan distintos…. Y la fe nos va hermanando mutuamente.. Por lo tanto, esa expresión de Pedro.. ¡era verdad!, nos sirve de acicate para seguir caminando así: reconociendo errores o juicios pasados y abriéndonos a la verdad de siempre.. Porque solo la verdad edifica..

          IGLESIA DE PEDRO Y PABLO

         Y este día ”parroquial”.. lo contemplamos a la luz de Pedro y Pablo.. Es decir, de la Iglesia de Pedro y la Iglesia de Pablo… O mejor, la única Iglesia del Señor, según la estructura orgánica y jerárquica que le dio el Señor al fundarla sobre Pedro .. Y la Iglesia que se ha ido formando al irse sumando las comunidades venidas a la fe por la predicación de Pablo y muchos más, de judíos y gentiles, provenientes de todo el orbe.. como la mañana de Pentecostés acudieron al Cenáculo …

          La Iglesia, pues, contemplada desde el Evangelio es “petrina”.. fundada sobre Pedro.. y el colegio de los Apóstoles… En ella contemplamos unas “notas” que la identifican.. Y así lo confesamos en el credo: “la Iglesia es una, santa, católica y Apostólica”.

          UNA (unida, en comunión… con Pedro y bajo Pedro), SANTA (en su Cabeza y en sus miembros y doctrina, culto y costumbres..), CATOLICA (universal en el tiempo y en el espacio, en razas y culturas, ) y APOSTOLICA (sobre el cimiento de los Apóstoles..)

          PUEBLO DE DIOS

          Recordamos que la palabra “eclessia” hace referencia a la “asamblea” de Israel en el desierto… Esa fue la imagen que fue espejo para la primera comunidad de Jesús … la asamblea que, caminando por el desierto hacia la tierra prometida, era “convocada” a la escucha de la Palabra de Dios por medio de Moisés .. como profeta.. y Aarón como sacerdote.. Por eso la “Eucaristía” es para nosotros la imagen de la “eklessía”, de la “asamblea” reunida a la escucha de la Palabra de Dios… contestando a ella, lo mismo que el pueblo del desierto: “haremos todo lo que ha dicho el Señor”.

          CUERPO DE CRISTO

          Y es también la asamblea que se reúne en torno al “altar” donde se ofrece el Sacrificio.. Y al mismo tiempo la “familia” reunida en torno a la “mesa” para comer el Cordero pascual.. A Juan Pablo II le gustaba hablar de “las dos mesas”.. la mesa de la Palabra y la mesa del Sacramento.. ► En una se recuerdan las maravillas de Dios escritas en la memoria del pueblo y leídas de la Escritura para ser transmitida a los hijos, de generación en generación.. ► Y en la otra, se ofrece el Sacrificio donde Jesús es el Sacerdote, la Victima y el Altar… Como víctima es el Cordero pascual inmolado que comemos en convite divino en la Sagrada Comunión de su Cuerpo y su Sangre..

          La Iglesia aparece así como el “Cuerpo de Cristo”.. donde el sacerdote hace presente a Cristo Cabeza.. y todos los demás, miembros del mismo Cuerpo.. y al servicio del mismo… “la Iglesia se hace  <Cuerpo de Cristo>  alimentándose del Cuerpo de Cristo”, es una fórmula de gran contenido teológico.

          La Eucaristía es también la ocasión de compartir nuestros bienes, entre nosotros y especialmente con los más necesitados. Es algo que hacemos ahora mediante la “colecta”, que hoy está destinada como donativo al Papa para sus obras misionales propias.. Y algo que haremos después compartiendo fraternalmente lo que cada uno haya preparado para obsequiar a los demás. La Iglesia, pues, se edifica desde la Eucaristía.

          MINISTERIOS

          A partir de Pedro… un hito importante en la organización de la Iglesia fue la elección de los diáconos… “No es conveniente que abandonemos la Palabra por el servicio a las mesas.. es necesario que se elijan unos hermanos que se encarguen de ese servicio”… Vemos cómo en la Iglesia primitiva se fueron formando los ministerios que ahora contemplamos.. el del Obispo, presbítero y diácono… Los dos primeros participan del sacerdocio ministerial de Cristo, haciéndolo presente como “Cabeza” en la Eucaristía: el Obispo en primer grado y plenitud .. y los presbíteros en segundo como colaboradores. Los Diáconos al servicio del obispo y las necesidades asistenciales de la Diócesis.

          CONCILIOS

          Otro hito importante en la organización de la Iglesia son los concilios, convocación de todos los obispos para dirimir un asunto importante que necesita un especial discernimiento en el Espíritu Santo, que es quien guía a la Iglesia. El primero, celebrado en Jerusalén, por apóstoles y presbíteros, resolvió la entrada de los gentiles en la Iglesia sin exigirle el cumplimiento de las obligaciones que afectaba al pueblo judío, pero caducadas ya una vez consumada la Segunda y Eterna Alianza llevada a cabo por Cristo Jesús en virtud de su Sangre derramada para el perdón de los pecados.

          Un hecho lamentable, profetizado por el Señor.. fue la ruptura de la unidad por la aparición de herejías que han dividido a la Iglesia a lo largo de los siglos.. Y que ha motivado la convocatoria de sucesivos concilios a lo largo de la historia. El último celebrado ha sido el Vaticano II clausurado en 1965 .. llamado “ecuménico” como aspiración a ser una oportunidad para unir de nuevo a la Iglesia en un solo rebaño.. convocado por el Papa Juan XXIII y con asistencia de todos los Obispos del mundo.. y al que asistieron “observadores” de otras iglesias (Ortodoxa y Anglicana) y comunidades eclesiales de la Reforma promovida por Lutero en el s. XVI(Protestantes). 


          Dado que las rupturas han sido por no aceptar la comunión con Pedro como Primado Y Obispo de Roma.. y roca sobre la cual el Señor edifica “su” Iglesia.. en el Concilio Vaticano I (1870) se definió como Dogma la “infalibilidad” del Papa en cuanto a asuntos de “fe y costumbres”.. Lo que el Papa defina y determine especialmente en esos aspectos, con la autoridad recibida por Pedro directamente de Cristo, como hemos escuchado en el Evangelio… es vinculante y obligatorio para toda la Iglesia… La Infalibilidad no abarca ni se refiere a otros aspectos, en los cuales el Papa es tan falible como cualquiera.. Pero en cuestión de fe y moral… no

          Dentro de esta organización eclesial.. a partir del Vaticano II han surgido los“Sínodos” que son a modo de pequeños concilios.. sobre un tema puntual.. Tienen una preparación de unos dos años.. y una duración de un mes… en una asamblea formada por unos 100 obispos designados por el Papa para dirimir una cuestión a la que toda la Iglesia ha respondido por escrito su opinión y objeciones a algo que se le ha planteado..

          El último Sínodo, celebrado por Francisco en 2015.. ha tenido como fruto laExhortación Apostólica “Amoris Leticia”.. ”la alegría del amor”.. Un documento sobre la familia donde el Papa ha recogido lo debatido en el Sínodo y su propia aportación personal como Obispo de Roma y responsable pastoral y doctrinal de toda la Iglesia.

          Un hecho entrañable surgido también en la Iglesia.. es el “deseo de ver a Pedro”… Ver al Papa.. es una forma de honrar a Jesucristo en la persona de su Vicario… Espontáneamente, primero los romanos, y después toda la iglesia.. ha peregrinado hacia el sepulcro de Pedro, es decir, la Basílica de San Pedro, el Vaticano..

          Pero además, con el deseo de ver al Papa, poder escuchar sus palabras o bien saludarlo, si es posible.. Seguramente algunos o muchos de vosotros ya habéis estado.. otro todavía no.. No sería extraño que de aquí surgiera algún día una peregrinación, también,.. para ver a Pedro.. después de la deuda de gratitud que tenemos con el Apóstol como titular y honrarlo en la persona de su sucesor..

Eclesiología CARISMATICA

Pero a la luz de Pablo, un Apóstol que surgió no de la comunidad de los Doce.. sino de una iniciativa particular del Señor.. encomendándole una misión.. y dándole una autoridad para llevarla a cabo … es decir, un “carisma”… ha ido surgiendo una eclesiología.. “carismática” podríamos decir… Iniciativas del Espíritu santo… llamando a una persona en concreto.. como en el AT aparecían los Profetas.. y dando lugar a una edificación de la Iglesia.. que la Iglesia de Pedro, la jerarquía, ha tenido primero que discernir su origen.. Y después integrar en la construcción…

          La vida consagrada… con sus diversos fundadores.. las órdenes religiosas.. Los diferentes, antiguos y nuevos movimientos que ha habido, hay, y siguen surgiendo en la Iglesia.. es ese aspecto carismático que la va formando según el sentir de los tiempos.. Y el nuevo hombre que va surgiendo en cada cultura.. Pero en fidelidad a la doctrina de siempre..

          San Pablo, salió al paso de ese mal que rompe y divide.. aplicando a la Iglesia la imagen del “cuerpo”.. que es uno.. con muchos miembros… y todos trabajan no para interés particular, sino para el bien de todo el cuerpo.. Así, todos dependen de todos… Pues en la Iglesia todos dependemos también de todos.. Y “no puede decir el ojo al pie no te necesito.. ni la mano a la boca no te necesito”.. Ni el presbíteros a los laicos no cuento contigo.. .. Ni los seglares a los sacerdotes no os necesitamos…

          INSTITUCION Y CARISMA

          La Iglesia, la Iglesia una, la Iglesia de Cristo.. es Iglesia de Pedro y de Pablo.. es como decíamos ayer, “institución” y “carisma”… Así es la Diócesis.. Y así es la Parroquia.. En ella la “institución” es el Párroco, representante del Obispo, de la autoridad jerárquica en comunión con el Papa… Los “carismas” son las diversas Asociaciones, grupos, hermandades.. que pueden haber en una parroquia y van conformando toda la vida litúrgica, sacramental, formativa y asistencial.. de una verdadera familia al servicio de los hermanos. Aquí tenemos.. y dentro de casa, la Hermandad de Loreto.. un carisma al servicio de la fe.. integrada en la Parroquia.. Y a la que pedimos que aumente los lazos de integración afectiva y efectiva.. para que todos nos reconozcamos hermanos en torno a la mesa de la Eucaristía…

          “La Eucaristía hace la Iglesia.. y la Iglesia hace la Eucaristía”.. Eso quiere decir que la Iglesia, la Parroquia, se edifica desde el Altar.. desde la Misa.. y sobre todo de la misa del domingo, que es institución para Iglesia.. y obligación de todo cristiano .. Y en la Misa nos damos cuenta que somos un cuerpo.. donde todos somos necesarios.. Aquí no sobra nadie.. pero faltan muchos.. Y nos tenemos que ayudar unos a otros colaborando desde los servicios más sencillos.. hasta los que más especializados. Nos encomendamos, pues, a nuestro titular.. para que su protección nos haga fieles y dóciles a las iniciativas que entre nosotros inspire y sugiera el Espíritu Santo.

MARIA… La Virgen es figura y Madre de la Iglesia. La veneramos en la imagen de Ntra Sra de Loreto, acogiéndonos a su maternal intercesión: “Ruega por nosotros..”

José Hachero Alvarez, Párroco

viernes, 1 de julio de 2016

HOMILÍA PRIMER DÍA DEL TRÍDUO A SAN PEDRO

Queridos hermanos/as:

          Los santos reflejan todos el Rostro de Jesús… porque el Espíritu Santo nos configura a su imagen… Y el Padre ve en los santos el Rostro de su Hijo… Por eso los cristianos somos “hijos de Dios”.. Y por eso Dios Padre nos adopta como hijos porque el “hombre nuevo” que llevamos dentro… nuestro verdadero yo“restaurado” por el Espíritu Santo –“derramado en nuestro corazón”- en virtud de la “gracia” recibida en el Sacramento del Bautismo… “brotada” de la Pasión de Jesús a nuestro favor, … Y directamente de su Corazón, de su “costado abierto”atravesado por la lanza, como vemos al Cristo de la Misericordia que nos preside..

          Porque el “hombre nuevo” –decimos- es “obra de Dios” en nosotros.. gracias también a nuestra “colaboración”, es decir, a nuestra “respuesta” a la gracia… Pero fundamentalmente es “obra de Dios”, la gloria es suya.. Por eso en el Prefacio de la fiesta de los Santos se alaba a Dios diciendo: “al coronar sus méritos coronas tu propia obra”.

          Pedro es una “obra” de Jesús… Pedro, el Cabeza de la Iglesia, como Vicario de Cristo en la Tierra, la “piedra” sobre la cual el Señor edifica “su” Iglesia… Pedro, el Apóstol al que se la ha dado el poder de “atar y desatar” .. es obra de Jesús..

          A partir de Simón, nacido en Betsaida, de Galilea, un pequeño rincón del Imperio Romano… hijo de Juan y hermano de Andrés, yerno de aquella mujer a la que Jesús curó la fiebre.. Y socio de Zebedeo y sus hijos –Santiago y Juan-, en el trabajo de la pesca diaria en Cafarnaum, a la orillas del lago de Genesaret…

          Simón, el pescador, algo mayor que Jesús.. murió en Roma también crucificado, pero boca abajo, como cuenta la tradición.. Y cuyas reliquias se veneran en la cripta, -en un cofre que dice “Pedro está aquí”-, bajo el altar central de la Basílica construida en su honor, en Roma –el Vaticano- .. primer templo de la cristiandad.. Esa fue la obra de Jesús.. en Pedro… Más bien la obra de la misericordia del Padre.. mediante el Espíritu Santo, gracias a la Pasión y muerte del Hijo… En definitiva, del amor de Dios.. de la misericordia de Dios..

          Por eso los santos nos acercan a Jesús.. Porque si le damos la mano a Simón el pescador.. nos encontramos abrazados a Pedro, el primer Papa … Pedro es como un “eslabón” que nos une a Cristo… Porque está muy cerca de El.. Nos abrazamos a la mano de Pedro y vemos que con la otra mano está él sostenido por la de Jesús..

          Este primer día vamos a titularlo “Pedro y Jesús”.. Vamos a ir recordando algunos pasajes que fueron fraguando, anudando, entretejiendo, la relación de amistad- admiración-fervor-cariño-respeto-veneración .. que parece desprenderse, a la luz del Evangelio –los cuatro- de los distintos encuentros, diálogos, acontecimientos y experiencias vividas en común .. Entre el Hijo de Dios, hecho hombre, Jesús de Nazaret… y el pescador de Galilea, Simón, hermano de Andrés.

          En todos ellos “emerge” un “rostro” que los pintores “inspirados” han ido como “adivinando”, con unos rasgos en los cuales es fácil reconocer a Pedro, ya sea como solemne Papa con las llaves del Reino de los cielos en las manos, como pescador admirado ante la pesca milagrosa .. o bien con un surco en las ojeras, debido a las lágrimas derramadas con arrepentimiento y pesar después de haber“negado” tres veces a Cristo, antes que cantara el gallo, en aquella noche tan grabada en su corazón..

          Bastó que se encontrase con la “mirada” de Jesús, para que se desbordara ese manantial de llanto, que expía el pecado y limpia el corazón… Como bastó también la mirada del Maestro cuando a él y a su hermano les dijo “veníos conmigo y os haré pescadores de hombres”.. para que, “al instante, dejándolo todo, le siguieron”.

          Aquella misma noche ya el Señor le había reprochado dos veces el que no hubiera “velado” con Él, -en suprema angustia entre los olivos de Getsemaní- “ni siquiera una hora”… Y poco más tarde, tras haberle cortado la oreja a uno de los que intentaban prender a Jesús en el huerto, el Maestro le dijo: “mete la espada en la vaina, el que a hierro mata a hierro muere”..

          De aquí deducimos, así, de pronto, dos cosas… Primero, que el Señor no dice sólo con las palabras.. también hablan su “silencios”… Y es admirable la fuerza de su mirada.. tanto cuando al mirar a los ojos a un discípulo con cariño .. le dice:“¡sígueme!”… Como cuando a otro con rostro severo reprende o con rostro doliente reprocha…

          Deducimos también que a través de esos relatos, “emerge”, más que el rostro, el “carácter” de Simón, el llamado Pedro. Así lo vemos como: pasional, arrojado, valiente, débil, sincero, pecador, leal, fanfarrón, sencillo, .. Rudo a veces, pero siempre entrañable .. Como, aquellas palabras que dijo a Jesús en un momento de crisis en sus oyentes, que, escandalizados porque Jesús había dicho que “quien no come mi carne y bebe mi sangre no tiene vida eterna” .. se fueron marchando uno tras otro… “¿También vosotros queréis marcharos” –les preguntó Jesús-…. “¿Adonde iríamos, Señor?, -le contestó Pedro, en nombre de los Doce-“Sólo Tú tienes palabras de vida eterna”.

          Encuentros importantes entre Jesús y Pedro.. fueron todos.. Pero destacaríamos, de entre los primeros, aquel momento en que Andrés, que ha conocido a Jesús, en el entorno de Juan el Bautista, le presentó a su hermano, tras haberle dicho: “hemos encontrado al Mesías”… Jesús, se le quedó mirando, con aquella mirada que ve el diamante donde sólo aparece un pedrusco.. y le dijo «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas» - que quiere decir, “Piedra”.

          Mateo repite esta afirmación de Jesús después de la sincera y solemne confesión que hiciera Pedro de Jesús, a aquella pregunta que el Maestro les formuló a los Doce, en Cesarea de Filipo, en los confines de Galilea, en un contexto de retiro y oración: “Y, vosotros, ¿quién decís que soy yo?” … Pedro, inspirado por el Padre, como después le dijo Jesús, contestó: “Tú eres el Cristo, el hijo de Dios vivo”.

          Qué duda cabe que esa escena, tan gloriosa para Pedro, que ha quedado como el núcleo esencial de la fe cristiana, .. seguida de la increpación de Pedro a Jesús, cuando el Salvador comienza a hablar de su pasión y muerte (“.. que .. debía sufrir mucho por parte de los sumos sacerdotes y escribas.. se ejecutado y resucitar… “) .. Continuada por la reprensión de Jesús a Pedro, “¡Apártate de mí, Satanás… tu piensas como los hombre, no como Dios”, es un momento cumbre en la relación de Jesús y Pedro, y por consiguiente, en la vida de ambos. Y, ¡como no!, para nosotros, que somos fruto de la Redención de Jesús y de la fe de Pedro.

          Como también lo fue aquella noche en el lago, cuando Jesús andando sobre las aguas, les dijo, viendo su miedo al creerle un fantasma: “animo, soy Yo, no temáis” … Pedro, arrojado y sincero, le dijo: “Señor, si eres Tú, mándame ir a Ti, andando sobre el agua”… ¡Ven!, le dijo Jesús… Se bajó Pedro de la barca y comenzó a caminar confuso y admirado. Pero, mirando las olas, le entró miedo, .. surgió el Simón que llevaba dentro, y gritó, nuevamente invadido por el miedo: ¡Señor, sálvame!… Jesús lo agarró diciéndole: ”hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?”. Escena ésta que fue coronada por la confesión amorosa y admirada de todos en la barca, postrados ante Jesús diciéndole: “Verdaderamente eres hijo de Dios”.

          Igualmente memorable aquel día glorioso que siguió al nublado tras la confesión de Cesarea. Jesús subió a orar al monte Tabor, escogiendo como compañeros de subida solo a Pedro, Juan y Santiago, que serán testigos, los tres, de otros momentos entrañables de Jesús.

          En lo alto del monte Jesús

“se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.. Se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con Él. Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”…

          “Pues no sabía qué responder ya que estaban atemorizados”, añade Lucas a la versión de Mateo de la misma escena, dado que “entraron en la nube y oyeron la voz del Padre: “Este es mi Hijo Amado.. ¡escuchadle!”.       De momento, el Señor les dijo que no contaran a nadie lo que habían visto.. hasta que Él “resucitara de entre los muertos”, lo cual no entendieron ninguno de los tres, preguntándose dentro de sí “qué significaría eso de “resucitar de entre los muertos”. Pero lo“guardaron en el corazón”..

          Y cuando ya resucitado Jesús, hablaban a otros discípulos de Quién era el Señor, al que habían conocido y seguido … y ahora eran sus “testigos ante el pueblo”, narraban la experiencia del Tabor, donde lo contemplaron glorioso y con“el rostro y los vestidos brillantes como la luz”. Así lo hace Pedro en su Segunda Carta: ”Porque recibió de Dios Padre honor y gloria, cuando la sublime Gloria le dirigió esta voz: «Este es mi Hijo muy amado en quien me complazco.» Nosotros mismos escuchamos esta voz, venida del cielo, estando con Él en el monte santo”.

          El Pedro “testigo” de Cristo Resucitado.. es posterior a 3 momentos importantes que voy someramente a resaltar:

          1º La triple negación.   El Simón arrojado y sincero se atreve a decirle a Jesús en el contexto del anuncio de la inminente persecución: «Aunque todos se escandalicen de Ti, yo nunca me escandalizaré». Jesús –comprensivo como siempre- le dijo: «Yo te aseguro: esta misma noche, antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces.». Y así fue.

          2º La confirmación del Primado.    Tiene lugar en la misma orilla del lago, testigo de tantas experiencias entre Jesús y los Doce. «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» .. «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» .. «Apacienta mis corderos.» .. ¿me amas?» «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» ..Por tercera vez: «¿me quieres?» .. «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» .. «Apacienta mis ovejas. «En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras.» Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme.»

          3º La venida del Espíritu Santo.    La narra San Lucas en los Hechos de los Apóstoles enmarcada en la fiesta de Pentecostés 50 días después de la Pascua. Los 120 discípulos, entre ellos los 12, reunidos en torno a la Virgen… “De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse”.

          Muchas cosas quedan por decir… como exclama San Juan al final de su Evangelio. Vamos a terminar con una expresión de Pedro en su 1ª Carta a modo de mensaje de nuestro titular:

              “..Habéis sido rescatados de la conducta necia heredada de vuestros padres, no con algo caduco, oro o plata, sino con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin mancilla, Cristo, predestinado antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos a causa de vosotros; los que por medio de Él creéis en Dios, que le ha resucitado de entre los muertos y le ha dado la gloria, de modo que vuestra fe y vuestra esperanza estén en Dios”.

José Hachero Alvarez, Párroco